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Reglas de intercambio atemporales. Judaísmo.📜🗺️

  • Foto del escritor: Daniil Tsopozidis
    Daniil Tsopozidis
  • 22 may
  • 1 Min. de lectura

En el judaísmo, el trueque, como forma directa de intercambio de bienes sin el uso de dinero, se menciona en el Tanaj (la Biblia judía) como un elemento natural de la vida económica de la antigüedad. Por ejemplo, el libro de Génesis cuenta cómo Isaac y Abimelec entran en contratos que implican un intercambio de regalos y obligaciones mutuas. Aunque el término “trueque” no se utiliza en su sentido moderno, en esencia se trataba de formas de intercambio contractual basadas en el consentimiento de las partes.


En el judaísmo, se pone gran énfasis en la honestidad y la justicia en el comercio y el intercambio. La Torá contiene mandamientos claros: “No engañe ninguno a su hermano” (Levítico 25:14) y “Balanzas justas, pesas justas y medidas justas tendréis” (Levítico 19:36). Estos principios se aplican tanto al comercio basado en dinero como al intercambio directo. Una transacción de trueque, desde el punto de vista de la ley judía (halajá), se considera un contrato de compraventa completo, donde un elemento importante es el consentimiento mutuo de las partes y la equidad de las condiciones.


La Mishná y el Talmud, las fuentes claves de la Torá Oral, analizan en detalle varios aspectos de las transacciones, incluido el trueque.


El judaísmo no condena el hecho mismo del intercambio material, pero enfatiza que la actividad económica debe servir propósitos éticos y socialmente útiles. El dinero y la propiedad son vistos como medios dados al hombre por Dios para servir a su prójimo, a la sociedad y al Todopoderoso.

 
 
 

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