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Reglas de intercambio atemporales. Cristianismo.📜🗺️

  • Foto del escritor: Daniil Tsopozidis
    Daniil Tsopozidis
  • 22 may
  • 1 Min. de lectura

El cristianismo en general y el Nuevo Testamento en particular no consideran directamente la transacción de trueque como un mecanismo económico; la enseñanza cristiana forma una cierta base ética sobre la que debe construirse cualquier forma de intercambio, incluido el trueque.


El cristianismo no rechaza las relaciones materiales, pero, como todas las grandes religiones, pone énfasis en los motivos e intenciones morales de los participantes.


Los principios básicos del cristianismo (el amor al prójimo, la honestidad, la misericordia, la justicia y la ausencia de codicia) son directamente aplicables a las transacciones económicas. Esto se afirma claramente, por ejemplo, en la Epístola a los Romanos: “No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros” (Rom 13:8), y también en el Evangelio de Lucas: “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos, porque esta es la ley y los profetas” (Lc 6:31).


Una transacción de trueque, si se realiza por consentimiento mutuo, sin engaños y con respeto a la otra persona, es plenamente coherente con las directrices morales cristianas.


Sin embargo, el cristianismo también advierte de los peligros del apego excesivo a las cosas materiales y la búsqueda del beneficio personal. El Evangelio de Mateo dice: “Nadie puede servir a dos señores... No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mateo 6:24).

 
 
 

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